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colorantes para la industria textil (por ese entonces no existía Otro caso interesante es el de la penicilina.
la industria farmacéutica tal como la conocemos hoy), con el
objeto de obtener financiación para continuar los estudios. El hallazgo casual de la penicilina no despertó mucho interés
Tenía intenciones de corroborar la eficacia del medicamento y en su comienzo. El mismo Fleming abandonó su estudio tras
constatar la ausencia de toxicidad en el hombre. Farbwerke- considerarlo poco significativo.
Hoechst vio un enorme negocio tras el compuesto 606, ideó un
nombre comercial Salvarsán (el arsénico que salva) y salió al En 1929, Fleming publicó en el British Journal of Experimental
mercado para comercializarlo. Pathology la descripción de un compuesto, capaz de matar
En una agresiva estrategia de marketing, y sin esperar los re- las bacterias, que llamó “penicilina notatum”.
sultados de los ensayos que continuaba realizando Ehrlich, Más de diez años después, fueron Florey y Chain quienes ini-
la empresa distribuyó de manera gratuita, entre los médicos, ciaron una investigación más completa, realizando estudios
unas 65.000 dosis de salvarsán. Al mismo tiempo, lanzó una experimentales con ratones, y promovieron su uso para tratar
campaña de difusión empleando el nombre de “la bala mági- infecciones humanas. En 1941 comenzaron los ensayos clíni-
ca”, para generar un mayor impacto publicitario. cos y recién en 1943 se inició la producción comercial a gran
El resultado fue impresionante: la droga se impuso en el mer- escala. La War Production Board, de los Estados Unidos, se
cado, y al tiempo que la empresa recaudaba enormes ganan- ocupó de asistir a varios laboratorios farmacéuticos para su
cias, inició sus negocios en la rama de la industria farmacéutica fabricación (la War Production Board, era la agencia guber-
(a lo largo de su historia, la firma terminó transformándose en namental que supervisaba la fabricación de todos aquellos
Hoechst, uno de las potencias mundiales en la fabricación de productos e insumos considerados estratégicos, durante la
medicamentos del siglo XX). Segunda Guerra Mundial). Además del interés por curar las
infecciones producidas en el campo de batalla, existía un
Aunque los médicos y enfermos recibieron la “bala mágica” trasfondo político e ideológico que llevó al gobierno nortea-
con los brazos abiertos, no todo fueron rosas. A poco de usar- mericano a considerar la penicilina como un medicamento
se, empezaron a reportarse efectos tóxicos secundarios. Ehr- de importancia nacional. Los alemanes habían sintetizado las
lich fue criticado por la comunidad científica y por la policía, sulfonamidas, y las usaban ampliamente en sus hospitales de
que lo acusó de promover la prostitución. Al mismo tiempo, la campaña, y los aliados carecían de su contrapartida. La pe-
iglesia combatió al Salvarsán con el argumento de que “las en- nicilina representó un golpe de efecto que no solamente curó
fermedades venéreas eran el castigo de Dios a la inmoralidad heridas infectadas, sino que también significó un avance en
y no debían tratarse”. el prestigio científico de los americanos. El gobierno del gran
Ehrlich retomó sus investigaciones y reformuló el compuesto, país del Norte financió la fabricación de penicilina, la distribu-
por otro mucho más soluble y seguro, que salió a la venta bajo yó entre los médicos militares que actuaban en el frente de
el nombre de neo-salvarsán. batalla, e impulsó una intensa campaña publicitaria.
La droga continuó su comercialización y, a fines de 1910, Far- Uno de los laboratorios que advirtió rápidamente el negocio
bwerke-Hoechst fabricaba catorce mil frascos por día. A pe- fue Schenley laboratories inc., que salió al mercado con la pe-
sar de todos los cuestionamientos recibidos, el marketing de nicilina Schenley, acompañado de una profusa campaña de
la bala mágica continuaba dando en el blanco, por lo menos difusión.
comercialmente hablando. En una imagen aparecida en la revista Life se muestra un
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